martes, 18 de marzo de 2014

¿Error?

Y allí estaba Daniel, mojado como un perrito y sentado en una silla de la cocina, mirándome con ojos de arrepentimiento. Sentía hasta lastima por él incluso después de lo que pasó en el instituto. Pero ahora solamente podía ver al chico del que me enamoré hace no tanto tiempo.

-Laura, lo siento. Lo siento por todo joder. Estaba hasta el cuello metido en la mierda, y te metí a ti también. Y ahora tienes que trabajar en ese cuchitril donde todos los viejales del barrio van a verte bailar medio en pelotas...
-Dani, eh, para.- le corté.- no me importa trabajar ahí, me tratan bien. Y no te preocupes, el pasado es el pasado.
-Pero joder, ¡mi pasado contigo era putamente perfecto y lo tire a la basura!

Pocas veces le había visto perder los nervios así.
¿Era una lágrima lo que le rodaba por la mejilla? Dios, mi Dan...

-Daniel, - decía mientras me arrodillaba frente a él, le miraba a los ojos y le cogía por la barbilla. - tranquilo. Está todo bien. Ya es tarde, ¿quieres quedarte aquí esta noche?
-Lau, te quiero.

No.
No.
No.
No.
No.
No.
No podía haber dicho eso.
No otra vez.
Joder, Daniel, yo ya te había olvidado. Me has hecho mucho daño y has llegado a convertir mi vida en un infierno y ahora estaba aquí, derrotado, en frente de mi y diciéndome que me quería. ¿Que podía hacer?
Mierda, creo que quiere una respuesta.

Y el silencio se hizo mientras mis labios callaban sus súplicas. Si, le estaba besando. Al principio el no respondió a mi llamada de atención, pero no tardó mucho en colocar sus dos manos en sus lugares favoritos, uno mi nuca y otra la curva de mi espalda, para desembocar en mi culo, apretándolo fuerte y empujándome hacia él. La sangre me azotaba fuertemente las venas. Nada había cambiado, su espalda seguía siendo ancha y sus brazos fuertes.
Dios, nuestras lenguas bailaban un tango perfecto. Como le sobraba la camiseta.... Sus manos agarraron fuertemente mi culo, elevandome hacia arriba, acercandome mas a sus labios. Mi cuello reclamaba su ausencia, y pronto sus besos me inundaron.
¿Dónde estaba mi ropa? Joder, todo pasaba muy deprisa. Daniel estaba encima de mi, con su cuerpo desnudo y sus ojos verdes brillando. Aah, joder. Ya estaba dentro. Había olvidado como era. No paraba de moverse dentro de mi, mientras sus manos buscaban un canal en la radio de mis pechos. Su boca de repente me besaba el cuello, y al momento siguiente agarraba mis pezones entre sus dientes.... Era tan eficaz....
De repente sus manos bajaron por mi cintura, disfrutando de cada una de las curvas que encontraba, y que tan de memoria se sabia ya, hasta llegar a mi culo, el cual agarró, clavando las uñas en mi piel, arañandola. Todo esto mientras me hacia el amor, suave, pero a la vez salvajemente. El seguía con su ritmo de sacudidas, acelerando a ratos y pausandose a tiempos distintos.
No podía aguantarlo mas, estaba llegando. Esa sacudida que me inundó mientras gritaba su nombre, y el me acompaño gritando el mio.
Como soliamos hacer antes.

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